05 febrero, 2007



Aceites esenciales y Fitoactivos

Sus diferencias en aplicación cosmética


El motivo de este artículo es poder expli­car de manera sencilla y sin tecnicismos la diferencia que, para nosotros, existe entre el uso de un aceite esencial y un fitoactivo en una aplicación cosmética.
Un aceite esencial es, por definición, la sustancia obtenida por destilación (por arrastre de vapor) de la planta entera o alguna parte de la misma. Esto, en la práctica, implica la extracción de sólo las sustancias volátiles e insolubles en agua. Por ejemplo, para extraer un litro de aceite esencial de lavanda es necesario destilar aproxima­da­mente 600 kilos de flores, y para obtener un litro de aceite esencial de rosas, se necesitan 6.000 kilos de pétalos. Es decir, lo que se obtiene es una alta concentración de sustancias que están en baja proporción en la planta.
Al ser tan volátiles, los aceites esenciales son muy penetrantes y activos en el organismo y, a modo de ejemplo, bastaría con aplicar unas gotas de aceite esencial de ajo en la planta del pie para que al cabo de unos minutos tuviéramos aliento a ajo. Es decir que al aplicar el aceite esencial en forma tópica (externa), éste enseguida pasa a través de las capas de la piel, pasa al torrente sanguíneo y de ahí a todo el organismo, incluso algunos llegan al sistema nervioso.
Un aceite esencial tiene alrededor de 30 o más componentes, entre los que tenemos terpenos, sesquiterpenos, ésteres, aldehídos, ceto­nas, alcoholes, fenoles, etc., con las más variadas propiedades que van desde antisépticos, bacte­ricidas, sedantes, hipotensores, hiper­ten­sores, antiespasmó­dicos, estimulantes, etc. Además algunos de sus componentes presentan diferentes grados de toxicidad y pueden provocar irrita­ciones, fototoxicidad, sensibilización y altera­ciones funcionales del organismo. Por ello, la Comunidad Europea exige ahora la publica­ción de los componentes alergénicos de un aceite esencial (alrededor de 26) y su cantidad en porcentajes.
Ahora bien, la función de un producto cosmético debe estar circunscrita a la piel y no puede tener implicaciones más allá de estos límites, por lo tanto es difícil seleccionar un aceite esencial por sus cualidades tópicas sin que este no penetre en el torrente sanguíneo. A modo de ejemplo podemos decir que si elegimos un aceite esencial con propiedades antisépticas en algunos de sus componentes y que además tenga otro de sus componentes con propiedades hiper­ten­soras, esta acción interna es algo que escapa al alcance de lo que el producto cosmético debe realizar y por lo tanto no es aconsejable.
En lo referente a lo que se denominan fito­activos o extractos vegetales, podemos decir que otra manera de extraer las propiedades de las plantas es con la utilización de solventes. Los más comunes son el agua (típica infusión), el alcohol, propilenglicol, etc. De acuerdo al tipo de sustancias activas que deseamos extraer de una planta es el tipo de solvente que utilizaremos, y normalmente para cada litro de extracto con­centrado se utilizan entre 0,3 y 0,5 kg. de planta, concentración muy inferior a la necesaria para un aceite esencial.
Además, al ser los extractos vegetales menos volátiles que los aceites esenciales, tienen una acción más localizada en lo referente a su uso tópico.
Por eso nosotros decidimos trabajar cos éstos últimos porque nos permiten ser más selectivos y eficaces en el uso de sus propiedades y su acción queda localizada al ámbito de la piel que es donde trabajamos.


Laboratorios Aranela

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